Ciencia-Policial

La represión de las drogas como especialidad policial: Sus orígenes en España

Juan Carlos Usó

Publicado en Ciencia Policial (Revista Técnica del Cuerpo Nacional de Policía), número 148, mayo/junio 2018, pags. 65-80.

La actuación de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado contra el tráfico ilícito de drogas, en la medida que supuso la creación de brigadas y grupos especializados, vino dada en función de la tipificación del delito de tráfico en el artículo 344 del Código penal y la creación de la entonces denominada Brigada Especial de Investigación de Estupefacientes, según dispone el artículo 6 de la Ley 17/67, de 8 de abril[1], desarrollándose sus competencias y funciones en una Disposición de la Dirección General de Seguridad de 22 de mayo de 1967[2].

Con la creación de la Brigada Central de Estupefacientes, además de tratar de dar respuesta a un problema considerado todavía incipiente en aquel momento, como se señala en la exposición de motivos de la ley que la instituyó, se formalizaba la puesta en funcionamiento de un organismo que asumiera las competencias señaladas en el artículo 11 del Convenio para la supresión del tráfico ilícito de drogas nocivas, suscrito en Ginebra el 26 de junio de 1936, sobre la creación de Oficinas Centrales Nacionales encargadas de la represión del tráfico ilícito en los respectivos países firmantes y de canalizar la colaboración con otros países en este terreno[3].

Sin embargo, antes de que todo ese aparato policial, con un “grado de especialización y colaboración internacional con difícil parangón en la lucha contra otras modalidades delictivas”[4], entrara en funcionamiento, hubo en España unos antecedentes en la especialización de la represión del tráfico de drogas que, por su carácter pionero, merecen ser recordados.

Los primeros agentes de policía antidroga

Carlos Fernández-Franquero Díaz y Gonzalo de la Guardia Coca pertenecían a la Policía Gubernativa, una institución armada fundada en el siglo XIX que existió hasta poco después de la guerra civil, y que puede considerarse como un antecedente del actual Cuerpo Nacional de Policía. En concreto, ambos agentes se integraban dentro del Cuerpo de Investigación y Vigilancia[5], que a diferencia de los policías uniformados del Cuerpo de Seguridad, prestaban servicios de paisano.

Fernández-Franquero era un curtido servidor de la ley que había formado parte de la Brigada de Investigación Criminal de Barcelona desde antes de proclamarse la dictadura de Primo de Rivera. En su dilatada carrera había adquirido una amplia experiencia en la resolución todo tipo de delitos (hurtos, robos, atracos, timos, estafas, falsificación de billetes de banco, pornografía, sustracción de correspondencia, tráfico de drogas, etcétera) y la prensa, en especial el diario La Vanguardia, solía hacerse eco de sus servicios[6].

Por su parte, De la Guardia, después de haber desempeñado sus cometidos durante años en la localidad tarraconense de Tortosa, fue trasladado a Barcelona en la primavera de 1928[7], y la prensa tampoco tardó en airear sus intervenciones[8]. Circunstancialmente, a finales de ese año ya compartirían algún servicio juntos[9], y a partir del año siguiente se convertirían en compañeros inseparables[10].

Ninguno de los dos tenía demasiada experiencia en el campo de las drogas. Que sepamos, tan sólo Fernández-Franquero, en la resolución de un caso de introducción de billetes falsos, se encontró con que los detenidos por este delito también “se dedicaban al tráfico de tóxicos”[11]. No obstante, tras la proclamación de la Segunda República, y siguiendo órdenes expresas de sus superiores, ambos policías se implicaron a fondo en la represión del tráfico de drogas.

Uno de los servicios prestados por los agentes de la brigada especial reseñados en La Vanguardia
Uno de los servicios prestados por los agentes de la brigada especial reseñados en La Vanguardia.

La primera noticia que tenemos de su actividad en este sentido se produjo en septiembre de 1931, cuando practicaron un registro en el bar Chantecler, establecido en el número 10 de la calle del Arco del Teatro, al sospechar que en dicho local se vendía cocaína, encontrando una “regular cantidad de dicho tóxico, oculto, en el doble fondo de una mano de almirez y en el de un cortador de carne” y procediendo a la detención de Rosario Juny de Munt, a Antonio Martínez Radán y a Ricardo Rubio Serna[12].

En la primavera del año siguiente fijaron su atención en otro bar, en este caso abierto en la calle Carretas. Después de practicar un minucioso registro, localizaron dieciocho frascos conteniendo cocaína, ocultos en el hueco de la escalera, por lo que detuvieron a Casimiro Garreta, propietario del establecimiento[13]. Al mes siguiente, alertados por la denuncia de un farmacéutico sobre de la sustracción de tóxicos de su establecimiento, sito en la calle Balmes, número 4, sorprendieron a Mateo Joffré Calafell, dependiente de la citada farmacia, en el momento en que vendía unas papelinas de cocaína a un tal Santos del Collado León, quien luego las revendía en el barrio chino “a precios exorbitantes”[14]. Unos meses más tarde, en pleno verano, ambos agentes se desplazaron a Valencia para colaborar con el inspector Pinedo y otros policías allí destinados en el desmantelamiento de una red de traficantes de cocaína que operaba en la capital del Turia. Como resultado de este servicio fueron detenidos en la localidad de Torrent el ex farmacéutico Eduardo Miquel, y en Valencia el farmacéutico José María Reíllo, establecido en la calle Cádiz, y el conocido camello Antonio Fontana. Al primero se le acusaba de haber vendido más de dos kilos de cocaína en pocos días y al segundo de haber pasado medio kilo de dicha droga a Fontana, para su posterior reventa. El camello ingresó en la cárcel sin fianza y el farmacéutico hubo de abonar 10.000 pesetas para quedar en libertad provisional. Además, según la prensa, la policía intentaba localizar infructuosamente a otro boticario que se suponía había movido hasta siete kilos de cocaína, y que se había dado a la fuga por estar complicado en el fallido golpe de Estado conocido como la Sanjurjada[15]. En realidad, se trataba de cuatro viejos conocidos de la policía valenciana, pues Miquel había sido expulsado del gremio farmacéutico tras haber sido procesado a principios de 1927 por su complicación en el tráfico ilícito de cocaína[16], Reíllo había sufrido una detención en Málaga en 1924, siendo todavía era estudiante, en relación a unas recetas falsas de cocaína y morfina[17], Fontana era un tipo con antecedentes penales por varios delitos, incluido el tráfico de drogas[18], y el boticario fugado no era otro que Emilio Tudela, quien también había sido procesado en 1927 por el juez especial Lozano por tráfico de cocaína[19]. Un mes después de prestar este importante servicio, Fernández-Franquero y de la Guardia, de nuevo en Barcelona, practicaron un registro en el domicilio de Leocadia Mercader, sito en la calle Sepúlveda, y se incautaron de 50 gramos de cocaína, además de unos 4.000 encendedores[20].

Al servicio del Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes

Todos estos servicios prestados por Fernández-Franquero y De la Guardia se alternaban con otros que nada tenían que ver con el tráfico de drogas, como la detención de una falsa pitonisa, que se hacía llamar Madame Nery y se dedicaba a la “lucrativa tarea de desplumar a los incautos de ambos sexos”, la detención de tres amigos de lo ajeno, de varios atracadores, de un ladrón internacional, de traficantes de moneda falsa[21], etcétera, siendo felicitados públicamente por sus jefes por su actuación en uno de ellos[22].

Sin embargo, a partir del mes de octubre de 1932 ambos se especializaron en la represión del tráfico de estupefacientes, dedicándose exclusivamente a ello, como agentes afectos al Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes, que había sido creado por un Real decreto-ley durante la dictadura de Primo de Rivera[23]. El órgano gestor de la nueva política, según lo previsto en la base 6ª, era una Junta social y administrativa, formada por los siguientes miembros: el director del Instituto Técnico de Comprobación, el jefe del Negociado de Farmacia de la Dirección General de Sanidad, un delegado de la Dirección General de Seguridad, un delegado de la Dirección General de Aduanas, un vocal perteneciente al Tribunal Supremo de Hacienda, un vocal designado por el Ministerio de Hacienda, un vocal designado por el Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria, un vocal representante de los Colegios Médicos, un vocal representante de los Colegios Farmacéuticos y dos vocales pertenecientes a entidades sociales dedicadas específica o genéricamente a la lucha contra la toxicomanía.

La Junta social y administrativa del Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes al completo
La Junta social y administrativa del Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes al completo.

De los once componentes de la Junta sólo uno pertenecía a la Policía, lo cual contrastaba con la orientación decididamente represiva de la política estadounidense de la época en materia de drogas. Pero el citado decreto-ley ya preveía la creación de una “brigada especial de Agentes”, destinada a la “inspección del tráfico y represión del contrabando de las substancias sujetas a la restricción”. Dicho honor recayó en Fernández-Franquero y De la Guardia, quienes se aplicaron con renovado ahínco en el cometido de sus funciones. Así, a finales del citado mes se presentaron en el domicilio de Ana Vives Suñé, en la calle del Mediodía, número 15, donde se incautaron de una docena de frascos conteniendo 25 gramos de cocaína cada uno de ellos, más varios gramos sueltos de dicha droga, y detuvieron, además de la propietaria del piso, a su hijo, Valentín Monje Vives, a Antonio Cachuto Pérez (a) «La Pescatera» y también a Enrique Abad Tur (a) «Pirulí»[24].. Sin haber transcurrido una semana de este servicio, Fernández-Franquero y De la Guardia procedieron a la detención en plena plaza de Cataluña de Bautista Calduch Caballé, a quien le ocuparon 100 gramos de cocaína[25]. Apenas un par de días después sorprendieron en el Paralelo a un dependiente de farmacia llamado Francisco Rodríguez López, en el momento en que intentaba vender a un transeúnte un frasco que contenía 15 gramos de la misma droga[26]. Y antes de que finalizara el mes de noviembre todavía detuvieron en la Ronda de San Antonio a Francisco Tiburcio y Rafael Surquí, los cuales intentaban vender un frasco que contenía 100 gramos de dicho alcaloide[27].

A principios de febrero de 1933, en dos días consecutivos, protagonizaron sendos operativos que se saldaron con más decomisos y nuevas detenciones. En el primero de ellos, practicado en el número 79 de Villarroel, se incautaron de veinte frascos de cocaína, 200 pesetas en efectivo, producto de la venta de la droga y una lista de clientes, y detuvieron al inquilino del mismo, Emiliano Montserrat Garreta (a) «El Mariano», así como a María Josefa Pérez Diciembre e Ignacio Arias Bronchal. También resultó detenido en este operativo el sereno del barrio, Francisco Figueras, acusado de facilitar la entrada a los compradores del tóxico a altas horas de la noche[28].. Al día siguiente volvieron a peinar la calle del Mediodía, conocido foco de venta al por menor de cocaína, procediendo a la detención de Francisca Torres Baull (a) «La Paca» y Pilar Fernández Travieso (a) «La Gallega», tras ocuparles cuatro gramos de la sustancia a cada una[29].

A mediados del mes siguiente los agentes Fernández-Franquero y De la Guardia desmantelaron un laboratorio para adulterar y falsificar drogas estupefacientes ubicado en el número 14 del pasaje Saladrigas de Barcelona y generaron tres nuevas detenciones, en este caso, de Salvador Jiménez Centelles y su esposa Josefa Latorre Gracia, así como del conocido traficante Conrado Ferrando Folch, que había sido dependiente de farmacia[30].

Los frutos de la represión

Este caso tuvo bastante repercusión mediática y gracias a las informaciones publicadas en la prensa conocemos algunos datos concretos sobre la represión del tráfico de drogas durante esos primeros años de la Segunda República. Según el diario gráfico Ahora, en el trienio comprendido entre 1929 y 1931 se habían practicado 33 detenciones y se habían incautado 3 kilos de drogas, es decir, 10 detenciones y un kilo de droga por año. En cambio, en 1932 la actividad represiva se había incrementado notablemente:

La Policía española ha detenido a 131 traficantes en drogas. Posteriormente ha realizado también numerosos servicios, que han dado lugar a detener a otros diez traficantes. A aquéllos les fueron ocupados más de 25 kilos de drogas. Además han incoado sesenta sumarios por estafa y atentados a la salud pública. Quiere decir estos que unos sesenta farmacéuticos han sido procesados por venta ilegal de productos tóxicos. La acción de la Policía, con ser tan extraordinaria, no se ha limitado a perseguir a los traficantes. Pensando en una labor posterior, ha ido censando a todos los toxicómanos que se han encontrado convictos y confesos. El registro general de toxicómanos así formado tiene más de dos mil nombres[31].

Un registro que, por otra parte, también había sido una creación de la dictadura de Primo de Rivera, con la finalidad de que la policía gubernativa pudiera ejercer “la debida vigilancia sobre estos enfermos”[32]. En cualquier caso, Carlos Fernández-Franquero y Gonzalo de la Guardia no eran los únicos. Unos “ocho o diez policías” recorrían toda España “en empeñada persecución contra el tráfico ilícito de estupefacientes”, centrando sus actuaciones en Madrid, Barcelona, Valencia, Vigo y Málaga, toda vez que, según el citado diario, los focos del “nefasto contrabando” se concentraban “en los tugurios de los puertos de Valencia, Palma, Vigo y Bilbao y en el barrio chino barcelonés, verdadera sede del vicio toxicómano[33].

En aquel momento, el Consejo Técnico Nacional de la Restricción de Estupefacientes estaba presidido por Marcelino Pascua Martínez, director general de Sanidad. Como vicepresidente figuraba Paulino Suárez y Suárez, del Consejo de Sanidad. Y habían sido designados como vocales Teófilo Hernando Ortega, director del Instituto Técnico de Farmacobiología, Julio Casares Sánchez, representante de España en la Comisión Consultiva del Opio de la Sociedad de Naciones, Luis Jordana de Pozas, catedrático de Derecho administrativo, Pedro Martínez Domingo, letrado y representante de la dirección general de Seguridad, Federico Lacasa Garrido, representante de la dirección general de Aduanas, el farmacéutico Rafael López Mora, el médico Romualdo Rodríguez Vera, especialista en el tratamiento de las toxicomanías, el odontólogo Carlos Losada Agostí, y en calidad de secretario Francisco Bustamante Romero, jefe técnico de los Servicios Farmacéuticos de la dirección general de Sanidad[34].

El diario Ahora, de postura de centro-derecha, hablaba en grandes titulares de “una brigada policíaca especial” encargada de la persecución de los traficantes en drogas estupefacientes[35] y dedicaba páginas enteras, ilustradas con fotos, al mencionado Consejo Técnico Nacional de la Restricción de Estupefacientes[36], cuya labor era consideraba como modélica por el reportero Ataúlfo García Asenjo:

Hoy España, en el concierto de todas las naciones civilizadas, puede presentar excelentes servicios prestados en la lucha contra el comercio criminal. La lucha diaria, la persecución constante y paciente de unos policías españoles es digna de elogio. Gracias a su acción eficaz, junto con la de todos los elementos directivos del Consejo Técnico de restricción de estupefacientes, el vicio desciende en España. Ha detenido su alarmante crecimiento y disminuye cada día[37].

Como cabía esperar, el jefe de Policía afecto al Servicio Técnico Nacional de Restricción de Estupefacientes, declinó amablemente la invitación del mencionado periodista a revelar información que pudiera comprometer el anonimato de los agentes destinados a la represión del tráfico ilícito. De todos modos, a esas alturas, y aunque la ciudad ya rondaba el millón de habitantes, Fernández-Franquero y De la Guardia debían ser bastante conocidos entre el hampa barcelonesa.

La brigada policíaca especial en el foco de atención de los medios.
La brigada policíaca especial en el foco de atención de los medios.

En junio de 1933 Fernández-Franquero y De la Guardia detuvieron en un bar de la calle Aribau a Ramón Bergoñós Balcells, más conocido en los bajos fondos barceloneses como «El Pencas», a quien intervinieron varias papelinas “conteniendo pequeñas cantidades de cocaína”. Registrado su domicilio, en el número 384 de la calle de Marina, encontraron más cantidad del alcaloide[38].

Si nos hemos de guiar por las noticias aparecidas en la prensa, su actividad con el gobierno de los partidos de centro-derecha, tras las elecciones generales de noviembre de 1933, su actividad decreció notablemente. De hecho durante todo el año 1934 sólo nos consta un servicio suyo, fuera de Barcelona. En noviembre de ese año, sospechando de un vecino de Lérida que hacía frecuentes viajes desde esta ciudad a Barcelona, se desplazaron hasta la capital ilerdense para detener a Federico Blanch Vilanova, a quien le incautaron dos frascos de 25 gramos de cocaína cada uno, más 700 pesetas producto de la venta de droga. El detenido mencionó a Esperanza Alcacén, domiciliada en la calle de la Vileta, como la persona que le proporcionaba la droga. A consecuencia de las declaraciones de esta mujer, a la que decomisaron una cajita con tabletas de morfina y cerca de 4.000 pesetas cuya procedencia no pudo justificar, también detuvieron a Manuel Santamaría Palancés, farmacéutico establecido en la calle Mayor de Lérida, al detectar negligencias en la documentación exigida por la ley para la compra-venta de estupefacientes[39].

No volvemos a saber nada más de Fernández-Franquero y De la Guardia hasta agosto de 1935, cuando llevaron a cabo un servicio en un bar establecido en la Puerta de Santa Madrona, en pleno barrio chino de Barcelona, donde detuvieron a José Tomás Cebrián y Vicente Ramos Capella, vecinos ambos de Valencia, con 100 gramos de cocaína cada uno, camuflados dentro de unos sobres que simulaban contener lápices. Interrogados acerca de la procedencia de la droga, Ramos confesó a la policía que se la adquiría a un italiano en Marsella, ciudad a la que había viajado hasta en cuatro ocasiones en tan sólo un mes[40].

Los Eliot Ness españoles

La incautación de un alijo de cerca de diez kilos de morfina y cocaína, valorado en medio millón de pesetas del momento, y la detención de varios individuos (Vicente Serán, Miguel Martínez, Francisco Peinado (a) «El Trompita», Pedro Isasi, Ramón Valls y Miguel García)[41] sirvieron para que el diario Ahora considerara a Barcelona como la “central del tráfico clandestino de estupefacientes para toda Europa” y para que dedicara una página entera ilustrada a este servicio policíaco, incluyendo entre otras una foto de Gonsanhi en la que podía distinguirse perfectamente a los agentes Fernández-Franquero y De la Guardia flanqueando a José Cervera, comisario jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Barcelona[42].

En la parte inferior derecha, Fernández-Franquero y De La Guardia muestran al comisario Cervera parte.
En la parte inferior derecha, Fernández-Franquero y De La Guardia muestran al comisario Cervera parte.

Estos reportajes gráficos debieron tener una gran repercusión, pues el diario Ahora era uno de los periódicos más influyentes de Madrid, y su difusión en provincias oscilaba entre 88.000 y 118.000 ejemplares[43].

A los pocos días de la publicación de este último reportaje, en un extenso trabajo centrado en la aplicación de la famosa ley de Vagos y Maleantes, la periodista Magda Donato se refería a los “rostros popularísimos” del comisario Cervera y del agente especial Franquero[44]. Y por si la atención concitada por el diario Ahora no hubiera sido suficiente, el semanario ilustrado Crónica, en la última entrega de una serie “sobre la ruta del veneno blanco” firmada por Guillermo Trillas Blázquez, incluyó una fotografía en la que podía verse con toda nitidez al autor del reportaje paseando por los muelles del puerto de Barcelona en compañía de Fernández-Franquero y De la Guardia, que aparecían señalados por sendas cruces en la foto tomada por Torrens para que nadie tuviera dudas de quiénes eran los célebres agentes de la represión del tráfico de estupefacientes. Y no sólo eso, sino que además los citados agentes revelaban algunos detalles acerca del mundo del tráfico ilícito de drogas poco conocidos para el gran público[45].

Para que nos hagamos una mejor idea de la repercusión de esta nueva información gráfica, no está de más recordar que Crónica respondía al tipo de magazine de actualidad, con secciones dedicadas a los espectáculos, el arte y la literatura, páginas para la mujer en las que se introducían moderados planteamientos feministas, páginas infantiles, etcétera, combinadas con información política, abundante material gráfico y publicidad, pudiendo alcanzar los 200.000 ejemplares de tirada, gracias a su precio tan popular y competitivo de 30 céntimos[46].

Fernández-Franquero y De la Guardia flanquean al reportero Gabriel Trillas Blázquez en su paseo por los muelles del puerto de Barcelona.
Fernández-Franquero y De la Guardia flanquean al reportero Gabriel Trillas Blázquez en su paseo por los muelles del puerto de Barcelona.

De este modo, en pocos días dos de los periódicos españoles de mayor difusión elevaron a los policías Fernández-Franquero y De la Guardia a la categoría de auténticas estrellas mediáticas. Pero, ¿qué había sucedido para que los agentes de la brigada encargada de reprimir el tráfico de drogas decidieran abandonar el anonimato —sobre el papel, al menos en teoría, una de sus principales bazas— y accedieran a facilitar información e incluso se prestaran gustosamente a salir fotografiados en la prensa de masas? ¿A qué obedecía semejante cambio de política en las relaciones de la policía especializada en la represión del tráfico con la prensa y la opinión pública? ¿Se trataba de una línea de apertura, transparencia y acercamiento acordada en el mismo Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes? ¿Acaso resultaba inútil preservar un anonimato que, en realidad, ya no era tal?

No podemos dar una respuesta concluyente al respecto, pues la última mención que hemos encontrado a Fernández-Franquero y De la Guardia en la prensa se corresponde a un artículo aparecido en el periódico Última Hora, escrito en catalán, a principios de enero de 1936. En dicho artículo se detallaban las cantidades drogas que habían decomisado entre los dos a lo largo del año anterior: 3.200 gramos de cocaína pura, 100 de opio, 825 de marihuana, 60 inyectables de morfina y 9.950 gramos de cocaína adulterada con ácido bórico. El redactor de Última Hora también destacaba las 152 detenciones que habían practicado en dicho período: 94 por tráfico ilícito, 32 en aplicación de la ley de Vagos y Maleantes, 9 por sospecha de comerciar en tóxicos, 3 por la falsificación de recetas oficiales, 4 extranjeros dedicados a la venta clandestina, 1 por intento de suicidio con drogas, 7 reclamados judiciales y 2 farmacéuticos sorprendidos “in fraganti” cuando se disponían a vender drogas ilegalmente. El artículo en cuestión se hacía eco de la labor sorda de ambos agentes, quienes habían denunciado a la Dirección de Sanidad a 5 médicos y 7 farmacéuticos poco escrupulosos en la prescripción y venta de estupefacientes, habían redactado hasta 26 informes de asuntos relacionados con el tráfico clandestino de estupefacientes, algunos de los cuales tenían ramificaciones en el extranjero y, en los diferentes registros domiciliarios que habían llevado a cabo durante 1935, se habían incautado de 2.426 pesetas, producto de la venta de drogas, así como de una pistola, un puñal, una llave inglesa y una cámara fotográfica de dudosa procedencia. Por último, el autor del artículo se congratulaba por el vaticinio de los dos agentes especiales, quienes pronosticaban una sensible disminución del tráfico gracias a su trabajo[47].

A modo de conclusión

Como es sabido, a los pocos meses de publicarse esta información, el golpe de Estado que dio paso a la guerra civil modificó profundamente la realidad española en todos sus aspectos. No hemos encontrado ninguna referencia a Fernández-Franquero y De la Guardia, aunque existen noticias relacionadas con la represión del consumo y tráfico de drogas durante todo ese tiempo. Según testimonio de unos parientes lejanos, es posible que el agente Carlos Fernández-Franquero tomara el camino del exilio después de la guerra civil, recalando en Argentina u otro país de habla hispana. De Gonzalo de la Guardia lo único que sabemos es que cumplió la edad reglamentaria para jubilarse como ex Agente de segunda clase del extinguido Cuerpo de Investigación y Vigilancia el 16 de enero de 1958, pero que dicha jubilación no se hizo efectiva hasta la publicación en el Boletín Oficial del Estado del 9 de agosto de 1961 la correspondiente resolución[48].

Sobre la eficacia de su labor seguramente habrá división de opiniones, en función de quien se fije en las drogas retiradas de la circulación por parte de ambos agentes —en especial las adulteradas— y quien prefiera pensar en todas las que se consumieron a pesar de su probada tenacidad.

Desde luego, la represión del tráfico y consumo de drogas en España no empezó con ellos dos, pues sabemos a ciencia cierta que antes de que actuaran como agentes afectos al Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes ya se habían decomisado en España importantes alijos de drogas[49]. Lo que sucede es que en estos servicios actuaron agentes no especializados del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, pero también de otros cuerpos, dependiendo del caso: guardias civiles, carabineros y hasta miembros de la guardia urbana.

Pero lo más significativo es constatar que las autoridades españolas competentes, adelantándose incluso a lo que más tarde dispondrían los convenios internacionales, consideraron conveniente la creación de una dotación policial especializada en la represión del tráfico de drogas hace muchos años. Y que esa dotación, con independencia del régimen político existente, se ha mantenido hasta la actualidad. Así, el embrión de lo que sería la futura Brigada Especial de Investigación de Estupefacientes, creada en pleno franquismo y operativa hoy en día, se gestó durante la dictadura de Primo de Rivera y entró en funcionamiento durante la Segunda República, lo cual refuerza la dimensión histórica de la política sobre drogas en España e invita a una reflexión acerca de su justicia y eficacia.

Notas:

  1. JEFATURA DEL ESTADO: «Ley 17/1967, de 8 de abril, por la que se actualizan las normas vigentes sobre estupefacientes, adaptándolas a lo establecido en el convenio de 1961 de las Naciones Unidas». Boletín Oficial del Estado, 11 de abril de 1967, páginas 4.806 a 4.809.
  2. Cfr. «Disposición de la Dirección General de Seguridad, de 22 de mayo de 1967, por la que se crea la Brigada Especial de Investigación de Estupefacientes», en ARROYO ZAPATERO, Luis (dir.): Estudios de Criminología I. Cuenca: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha; 1993, página 256 y en http://www.todopolicia.com/estupefacientes/
  3. MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN: «Real decreto-ley de 30 de abril de 1928 aprobando las Bases, que se insertan, para la Restricción del Estado en la distribución y venta de estupefacientes». Gaceta de Madrid, 5 de mayo de 1928, páginas 690 a 694 y MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN: «Real decreto de 8 de julio de 1930 aprobando el Reglamento provisional, que se inserta, para la Restricción de Estupefacientes, que regirá en sustitución del aprobado por Real decreto-ley de 26 de Julio de 1929». Gaceta de Madrid, 15 de julio de 1930, páginas 314 a 319.
  4. ARROYO ZAPATERO, Luis (dir.): Estudios de Criminología I. Cuenca: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha; 1993, página 256.
  5. «Del cuerpo de vigilancia». La Vanguardia, 17 de marzo de 1925, página 21 y «Resolución de la Dirección General de Seguridad por la que se jubila al ex Agente de segunda clase del extinguido Cuerpo de Investigación y Vigilancia don Gonzalo de la Guardia Coca». Boletín Oficial del Estado, 9 de agosto de 1961, página 11.804.
  6. «Informaciones de Barcelona». La Vanguardia, 25 de enero de 1923, página 6; «Notas locales». La Vanguardia, 8 de agosto de 1923, página 5; «Un servicio de la policía». La Vanguardia, 24 de septiembre de 1924, página 6; «Estafadores detenidos». La Vanguardia, 26 de septiembre de 1924, página 6; «Un buen servicio de la policía. Se recupera el maletín con alhajas robado a un italiano». La Vanguardia, 9 de octubre de 1924, página 6; «Últimas noticias». La Vanguardia, 29 de noviembre de 1924, página 18; «Notas locales». La Vanguardia, 9 de enero de 1925, página 6; «Notas locales». La Vanguardia, 17 de marzo de 1925, página 12; «Notas locales». La Vanguardia, 28 de marzo de 1925, página 7; «Detención de los autores de un robo». La Vanguardia, 1 de abril de 1925, página 13; «Notas locales». La Vanguardia, 29 de abril de 1925, página 8; «Notas locales». La Vanguardia, 16 de julio de 1925, página 7; «Notas locales». La Vanguardia, 18 de septiembre de 1925, página 6; «Notas locales». La Vanguardia, 11 de octubre de 1925, página 8; «Últimas noticias». La Vanguardia, 16 de octubre de 1925, página 21; «Notas locales». La Vanguardia, 17 de octubre de 1925, página 8; «La represión de la pornografía». La Vanguardia, 28 de noviembre de 1925, página 6; «Notas del día». La Vanguardia, 19 de diciembre de 1925, página 8; «Gacetillas». La Vanguardia, 14 de mayo de 1926, página 7; «Gacetillas». La Vanguardia, 15 de mayo de 1926, página 10; «Gacetillas». La Vanguardia, 2 de junio de 1926, página 8; «Un acto de altruismo». La Vanguardia, 11 de junio de 1926, página 6; «Notas de la Jefatura de Policía». La Vanguardia, 4 de julio de 1926, página 8; «La policía recupera unas alhajas». La Vanguardia, 7 de agosto de 1926, página 6; «Del timo de 34.000 pesetas». La Vanguardia, 22 de agosto de 1926, página 8; «Gacetillas». La Vanguardia, 26 de septiembre de 1926, página 9; «Una estafa importante. Tres detenidos». La Vanguardia, 31 de octubre de 1926, página 16; «Una nota de la policía». La Vanguardia, 23 de diciembre de 1926, página 6; «Últimas noticias». La Vanguardia, 8 de enero de 1927, página 23; «Gacetillas». La Vanguardia, 11 de enero de 1927, página 12; «Detención del autor de un robo en Correos». La Vanguardia, 26 de marzo de 1927, página 8; «La falsificación de billetes del Brasil». La Vanguardia, 21 de mayo de 1927, página 8; «Policías felicitados». El Sol, 25 de mayo de 1927, página 3; «De la falsificación de billetes brasileños». La Vanguardia, 25 de mayo de 1927, página 6; «Tribunales. Causa por robo». La Vanguardia, 2 de agosto de 1927, página 8; «Últimas noticias». La Vanguardia, 15 de septiembre de 1927, página 24; «Los robos en los trenes. El “Nano del Calcetín” dirigía en Valencia una banda muy bien organizada». La Voz, 7 de diciembre de 1927, página 8; «Gacetillas». La Vanguardia, 6 de enero de 1928, página 10; «Un servicio de la policía». La Vanguardia, 20 de junio de 1928, página 6; «Los servicios policíacos. Se descubre en Barcelona una importante falsificación de billetes de Banco y de entradas de espectáculos». El Liberal, 26 de junio de 1928, página3; «Gacetillas». La Vanguardia, 8 de enero de 1929, página 14; «Importante falsificación de billetes del Banco descubierta por la policía». La Vanguardia, 15 de enero de 1929, página 10; «Del timo de 25.000 pesetas a una señora». La Vanguardia, 20 de febrero de 1929, página 8; «Del timo de 25.000 pesetas». La Vanguardia, 24 de febrero de 1929, página 14; «Tribunales. Vista de causas. Audiencia provincial». La Vanguardia, 28 de septiembre de 1929, página 16; «La estafa de tres brillantes». La Vanguardia, 28 de marzo de 1930, página 7 y «Últimas noticias». La Vanguardia, 12 de noviembre de 1930, página 25.
  7. «Información regional. Tortosa». La Vanguardia, 19 de abril de 1928, página 25.
  8. “Gacetillas». La Vanguardia, 30 de marzo de 1929, página 11; «Gacetillas». La Vanguardia, 13 de junio de 1929, página 11; «Gacetillas». La Vanguardia, 14 de junio de 1929, página 9 y «Gacetillas». La Vanguardia, 18 de junio de 1929, páginas 15 a 16.
  9. «Gacetillas». La Vanguardia, 28 de noviembre de 1928, página 11 y «Gacetillas». La Vanguardia, 29 de noviembre de 1928, página 11.
  10. «De unas estafas a la Casa de la Caridad». La Vanguardia, 21 de junio de 1929, página 7; «Gacetillas». La Vanguardia, 16 de noviembre de 1929, página 11; «Gacetillas». La Vanguardia, 27 de noviembre de 1929, página 10; «Nota de la policía». La Publicitat, 25 de diciembre de 1929, páginas 3 a 4; «Gacetillas». La Vanguardia, 25 de diciembre de 1929, páginas 8; «El timo de los billetes falsos. La policía frustra uno de los «golpes», deteniendo a cuatro de los timadores». La Vanguardia, 21 de enero de 1930, página 8; «Gacetillas». La Vanguardia, 24 de enero de 1930, página 10; «Gacetillas». La Vanguardia, 28 de enero de 1930, página 13; «Gacetillas». La Vanguardia, 4 de marzo de 1930, página 11; «Últimas noticias». La Vanguardia, 10 de mayo de 1930, página 28; «De un robo del alhajas». La Vanguardia, 5 de junio de 1930, página 28; «Tres detenidos». La Vanguardia, 1 de febrero de 1931, página 42; «Gacetillas». La Vanguardia, 7 de febrero de 1931, página 8; «Gacetillas». La Vanguardia, 26 de febrero de 1931, página 10; «Detención de un camarero». La Vanguardia, 22 de julio de 1931, página 7 y «Un buen servicio de la policía. Monederos falsos detenidos». La Vanguardia, 20 de septiembre de 1931, página 26.
  11. «Detenidos por expender billetes falsos». La Vanguardia, 16 de febrero de 1926, página 6.
  12. «Aprehensión de cocaína». La Vanguardia, 24 de septiembre de 1931, página 25.
  13. «El tráfico de estupefacientes». La Vanguardia, 10 de abril de 1932, página 9.
  14. «Robo de tóxicos en una farmacia». La Vanguardia, 29 de mayo de 1932, página 26.
  15. «En Valencia. Una reunión clandestina.— Tenencia ilícita de armas.— En busca de un farmacéutico». La Época, 15 de agosto de 1932, página 2; «Más detenciones». El Sol, 16 de agosto de 1932, página 4; «Tenencia ilícita de armas». La Libertad, 16 de agosto de 1932, página 16 de agosto de 1932, página 7; «Los traficantes en drogas heroicas. Se han practicado varias detenciones. Y hay algún complicado que ha huido». La Voz, 18 de agosto de 1932, página 3 y «En Valencia. Contra los vendedores de cocaína». Luz, 18 de agosto de 1932, página 6.
  16. «Los paraísos artificiales. Varios autos de procesamiento. Once autos de procesamiento por la expendición de drogas tóxicas». El Imparcial, 29 de enero de 1927, página 4; «Sucesos. Lo de la cocaína». El Pueblo, 29 de enero de 1927, página 4; «Las drogas estupefacientes. Dos farmacéuticos madrileños libertados, y once valencianos, procesados. Once autos de procesamiento por la expendición de drogas tóxicas». El Siglo Futuro, 29 de enero de 1927, página 4; «El peligro de las drogas tóxicas. Se dicta el procesamiento y prisión de seis farmacéuticos». Heraldo de Madrid, 29 de enero de 1927, página 3; «El comercio de drogas heroicas. En Valencia encarcelan a seis boticarios». La Libertad, 29 de enero de 1927, página 5; «El comercio de drogas estupefactivas. En Valencia». La Voz, 29 de enero de 1927, página 3; «Más sucesos. Sigue dando juego la cocaína». Las Provincias, 30 de enero de 1927, página 6; «Varias personas encarceladas por el asunto de la cocaína». Heraldo de Madrid, 31 de enero de 1927, página 3; «Llega a su término la cuestión de la cocaína». Las Provincias, 1 de febrero de 1927, página 4; «Sucesos. Lo de la cocaína». El Pueblo, 1 de febrero de 1927, página 5; «Notas de Valencia. El asunto de la cocaína». Diario de Castellón, 3 de febrero de 1927, página 12; «Desgracias y delitos en toda España. La venta clandestina de cocaína. Es detenido un sujeto que se dedicaba a expender cocaína». Heraldo de Madrid, 3 de febrero de 1927, página 5 e «Informaciones de provincias. La venta de cocaína». La Nación, 3 de febrero de 1927, página 4.
  17. «Región andaluza. Málaga. Dos estudiantes morfinómanos». El Sol, 11 de noviembre de 1924, página 3.
  18. «Sección de Justicia y Asuntos generales. Indultos». Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, 10 de noviembre de 1920, página 480; «Son detenidos y encarcelados cuatro expendedores de cocaína». Heraldo de Madrid, 10 de agosto de 1927, página 1; «El tráfico delictivo de drogas tóxicas». ABC, 11 de agosto de 1927, página 21; «La cuestión de la cocaína». Diario de Castellón, 11 de agosto de 1927, página 4; «Desde Valencia. La venta de estupefacientes. Nuevos sumarios y nuevas detenciones». El Imparcial, 11 de agosto de 1927, página 8; «Levante. La venta de estupefacientes». El Sol, 11 de agosto de 1927, página 3 y “Crónica de sucesos». Las Provincias, 11 de agosto de 1927, página 2.
  19. «Los paraísos artificiales. Varios autos de procesamiento. Once autos de procesamiento por la expendición de drogas tóxicas». El Imparcial, 29 de enero de 1927, página 4; «Sucesos. Lo de la cocaína». El Pueblo, 29 de enero de 1927, página 4; «Las drogas estupefacientes. Dos farmacéuticos madrileños libertados, y once valencianos, procesados. Once autos de procesamiento por la expendición de drogas tóxicas». El Siglo Futuro, 29 de enero de 1927, página 4; «El peligro de las drogas tóxicas. Se dicta el procesamiento y prisión de seis farmacéuticos». Heraldo de Madrid, 29 de enero de 1927, página 3; «El comercio de drogas heroicas. En Valencia encarcelan a seis boticarios». La Libertad, 29 de enero de 1927, página 5; «El comercio de drogas estupefactivas. En Valencia». La Voz, 29 de enero de 1927, página 3; «Más sucesos. Sigue dando juego la cocaína». Las Provincias, 30 de enero de 1927, página 6; «Varias personas encarceladas por el asunto de la cocaína». Heraldo de Madrid, 31 de enero de 1927, página 3; «Llega a su término la cuestión de la cocaína». Las Provincias, 1 de febrero de 1927, página 4; «Sucesos. Lo de la cocaína». El Pueblo, 1 de febrero de 1927, página 5; «Notas de Valencia. El asunto de la cocaína». Diario de Castellón, 3 de febrero de 1927, página 12; «Desgracias y delitos en toda España. La venta clandestina de cocaína. Es detenido un sujeto que se dedicaba a expender cocaína». Heraldo de Madrid, 3 de febrero de 1927, página 5 e «Informaciones de provincias. La venta de cocaína». La Nación, 3 de febrero de 1927, página 4.
  20. «Incautación de encendedores y cocaína». La Vanguardia, 10 de septiembre de 1932, página 6.
  21. «Detención de una “pitonisa”». La Vanguardia, 6 de octubre de 1931, página 10; «Detención del autor y cómplices de un robo». La Vanguardia, 17 de octubre de 1931, página 23; «La policía evita la perpetración de otro atraco y detiene a los que intentaban realizarlo». La Vanguardia, 3 de noviembre de 1931, página 10; «De un robo de joyas en Zaragoza». La Vanguardia, 22 de noviembre de 1931, página 7; «Ocupación de moneda falsa». La Vanguardia, 20 de mayo de 1932, página 7 y «Fábrica de moneda falsa. Detenciones». La Vanguardia, 7 de septiembre de 1932, página 4.
  22. «Un buen servicio. Cuatro detenidos». La Vanguardia, 27 de septiembre de 1932, página 14.
  23. MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN: «Real decreto-ley de 30 de abril de 1928 aprobando las Bases, que se insertan, para la Restricción del Estado en la distribución y venta de estupefacientes». Gaceta de Madrid, 5 de mayo de 1928, páginas 690 a 694 y MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN: «Real decreto de 8 de julio de 1930 aprobando el Reglamento provisional, que se inserta, para la Restricción de Estupefacientes, que regirá en sustitución del aprobado por Real decreto-ley de 26 de Julio de 1929». Gaceta de Madrid, 15 de julio de 1930, páginas 314 a 319.
  24. «Gacetillas». La Vanguardia, 1 de noviembre de 1932, página 11.
  25. «Por traficar con cocaína». La Vanguardia, 6 de noviembre de 1932, página 9.
  26. «Detenido por vender cocaína». La Vanguardia, 9 de noviembre de 1932, página 7.
  27. «Por traficar con cocaína». La Vanguardia, 27 de noviembre de 1932, página 7.
  28. «El tráfico clandestino de estupefacientes. Cuatro detenidos». La Vanguardia, 9 de febrero de 1933, página 9.
  29. «El tráfico clandestino de estupefacientes». La Vanguardia, 10 de febrero de 1933, página 7.
  30. «El tráfico de estupefacientes». Diario de Barcelona, 18 de marzo de 1933, página 14 y «Detención de un vendedor de estupefacientes, que tenía un laboratorio». La Vanguardia, 18 de marzo de 1933, página 7.
  31. «La lucha contra el tráfico de drogas. Se descubre una fábrica de falsos tóxicos». Ahora, 21 de marzo de 1933, páginas 7 a 8.
  32. MINISTERIO DE LA GOBERNACIÓN: «Reales órdenes. Núm. 230». Gaceta de Madrid, 22 de febrero de 1927, página 1.104.
  33. «La lucha contra el tráfico de drogas. Se descubre una fábrica de falsos tóxicos». Ahora, 21 de marzo de 1933, páginas 7 a 8.
  34. «En Gobernación. Constitución del Consejo Técnico Nacional de la Restricción de Estupefacientes». ABC, 25 de octubre de 1931, página 31.
  35. «Luchas y peligros del comercio ilícito de tóxicos. Una brigada policíaca especial persigue a los traficantes en drogas estupefacientes». Ahora, 16 de abril de 1933, página 19.
  36. «El Consejo técnico de restricción de estupefacientes». Ahora, 16 de abril de 1933, página 20.
  37. ASENJO, Ataúlfo G.: «Luchas y peligros del tráfico de tóxicos. Miles de toxicómanos encubren a los traficantes de drogas. Hace años el vicio progresaba en España de manera alarmante; pero hoy desciende, por fortuna». Ahora, 16 de abril de 1933, páginas 15 a 18.
  38. «El tráfico de estupefacientes. Un detenido». La Vanguardia, 29 de junio de 1933, página 27.
  39. «El tráfico de estupefacientes. Tres detenciones». La Vanguardia, 25 de noviembre de 1934, página 8.
  40. «Jefatura superior de policía. Detención de dos traficantes de drogas». La Vanguardia, 17 de agosto de 1935, página 5 y “De Barcelona. Dos traficantes en cocaína detenidos en el barrio chino de Barcelona». El Sol, 17 de agosto de 1935, página 6.
  41. «El comercio de estupefacientes. La Policía descubre cerca de diez kilos de morfina y cocaína. Un negocio que lo era por todos los lados». La Voz, 30 de septiembre de 1935, página 3; «Jefatura Superior de Policía». La Vanguardia, 1 de octubre de 1935, página 8 y «En los Juzgados. Del análisis de unos supuestos estupefacientes». El Diluvio, 23 de octubre de 1935, página 8.
  42. «Barcelona, central del tráfico clandestino de estupefacientes para toda Europa. Un alijo que vale medio millón de pesetas». Ahora, 1 de octubre de 1935, página 15.
  43. SEOANE, María Cruz y SÁIZ, María Dolores: Historia del periodismo en España. 3. El siglo XX: 1898-1936. Madrid: Alianza; 1996, páginas 428 a 431.
  44. DONATO, Magda: «Nocturno en Barcelona. “La Gandula” (ley de Vagos y Maleantes)». Ahora, 13 de octubre de 1935, páginas 15 a 18.
  45. G.T.B.: «Unos pasos más sobre la ruta del veneno blanco. En pocos días, los agentes de la represión del tráfico de estupefaciente han efectuado tres importantes servicios. El último alijo descubierto tiene un valor de más de un millón de pesetas». Crónica, 27 de octubre de 1935, páginas 16-18.
  46. SEOANE, María Cruz y SÁIZ, María Dolores: Historia del periodismo en España. 3. El siglo XX: 1898-1936. Madrid: Alianza; 1996, páginas 499 a 500.
  47. J.A-S.: «Un any de cocaïna. Catorze quilos de tòxics —setanta mil duros— s’han recollit a Barcelona». Última Hora, 2 de gener de 1936, pàgina 8.
  48. DIRECCIÓN GENERAL DE SEGURIDAD: «Resolución de la Dirección General de Seguridad por la que se jubila al ex Agente de segunda clase del extinguido Cuerpo de Investigación y Vigilancia don Gonzalo de la Guardia Coca». Boletín Oficial del Estado, 9 de agosto de 1961, página 11.804.
  49. USÓ, Juan Carlos: Drogas y cultura de masas (España 1855-1995). Madrid: Taurus; 1996.