LSD, más de medio siglo en boca de los medios (1953-2010)

Pocos fármacos han generado tantos titulares de prensa, y durante tantos años, como la dietilamida del ácido lisérgico, más conocida como LSD-25 o simplemente LSD.

Ese poder mediático nos anima a ofrecer una selección que abarca más de medio siglo, concretamente desde 1953 hasta 2010, en la que puede apreciarse, casi al primer golpe de vista, cómo han ido evolucionando esos titulares de prensa —en su mayoría de medios estadounidenses y españoles, con algunos ejemplos procedentes de publicaciones periódicas canadienses, mexicanas y británicas— a la par que ha ido variando la percepción social sobre la referida y controvertida sustancia.

En líneas generales, podemos observar cómo hasta bien entrada la década de los 60 la LSD era ponderada como una nueva y prometedora herramienta química para la psiquiatría, sobre todo para la investigación de los estados psicóticos y el conocimiento de los síntomas de la psicosis, como fármaco de choque capaz de desbloquear mentes perturbadas y modificar la personalidad y también como un medio idóneo para explorar el alma.

Sin embargo, entre 1963 y 1964 algunas publicaciones ya advirtieron acerca de los peligros de su magia, entre ellos el incremento de las fantasías de suicidio entre sus consumidores y consumidoras.

Su prohibición inicial en el estado de California —decretada el 6 de octubre de 1966 por el gobernador Ronald Reagan— estuvo precedida y seguida de noticias muy alarmantes. En plena histeria antipsiquedélica, los medios de comunicación de masas acusaron al ácido lisérgico de ocasionar graves alteraciones psíquicas y lesiones cerebrales irreparables, de inducir a sus consumidores a comportamientos antisociales y particularmente violentos, de tener efectos teratógenos y producir malformaciones congénitas y, por último, de ser drogas de iniciación o de paso hacia el consumo de otras drogas más peligrosas.

Los medios más sensacionalistas y amarillistas, en especial las publicaciones pulp estadounidenses, se cebaron con la LSD hasta lo indecible, explotando sin ningún tipo de reparo las polémicas declaraciones de celebridades —caso del actor Cary Grant o del músico Paul McCartney— con respecto a la sustancia.

No obstante, ni siquiera en los años de mayor fragor mediático, algunas publicaciones periódicas se atrevieron a ignorar los estímulos que la LSD podía ofrecer a personas dotadas de una especial capacidad artística, imaginativa y creativa.

Durante la segunda mitad de los años 70, sobre todo en publicaciones contraculturales, se produjo una revisión crítica de la psiquedelia, que, tras el silencio de los 80, fructificó en una recuperación de los valores científicos y terapéuticos de la LSD y otras sustancias afines y que ha culminado, ya en pleno siglo XXI, con un auténtico renacimiento psiquedélico. Todo un giro con respecto a los años precedentes propiciado en gran medida por dos auténticas efemérides: el 50 aniversario del descubrimiento del ácido y el centenario del nacimiento de su descubridor.