En nuestra fantasía de Universo Ulises conocimos a Ruiz Franco por su libro Drogas Inteligentes, y nos arrebató con la biografía de Albert Hofmann, vida y legado de un químico humanista. Recientemente ha publicado Desata tu mente, mejora tu enfoque, memoria y creatividad. Juan Carlos Ruiz Franco se licenció en Filosofía y cursó los posgrados de Sociología y Nutrición deportiva. Escritor y traductor, profesor de Filosofía…
Iniciamos este diálogo con la idea de conocer a fondo las motivaciones que le llevaron a estudiar los temas sobre los que viene escribiendo, como su último libro, Alexander Shulgin, Albert Hofmann… y trataremos de conocer aspectos más personales sobre este autor de carácter discreto que viene abriendo puertas a la divulgación psiconáutica.
Juan Carlos, todo el equipo Ulises agradecemos tu amabilidad para iniciar esta conversación. Primeramente, no podemos evitar preguntarte si, como nos han dicho, es cierto que jugabas al ajedrez frecuentemente con Antonio Escohotado.
Sí, conocí a Escohotado gracias al sociólogo Carlos Moya, cuyo teléfono a su vez me dio José Carlos Bouso. Cuando le expliqué mi proyecto a Carlos, enseguida llamó a Escohotado y nos fuimos a su casa de La Navata, donde me habló de su relación con Hofmann e incluso me dio su correspondencia con él. Vi en su casa un tablero de ajedrez y le dije que si quería jugar una partida. Yo me encontraba intimidado por estar ante ese gran hombre y perdí la partida. Sin embargo, unos días después, para preguntarle más sobre Hofmann, fui a su casa, jugamos varias partidas y le gané todas.
Él no podía creérselo, pero un tercer día ocurrió lo mismo. En mi juventud jugué al ajedrez a nivel de torneo y domino bastante la teoría, así que simplemente le aplicaba las recetas que se hacen a todos los que se limitan a atacar como sea para conseguir el jaque mate. Escota ganaba a todos los demás que le visitaban porque no podían resistir sus fuertes ataques. Yo me limitaba a bloquearlo, y luego mis conocimientos de la técnica del ajedrez hacían el resto para ganarle, ya que, después de un ataque que no consigue su objetivo, la posición de las piezas propias queda muy comprometida. Empecé a ir a su casa una vez al mes para jugar, y él estaba deseoso de ganarme y, aunque a mí no me lo decía, sí lo comentaba a la gente de su entorno. Se sentía dolido porque alguien le superara en una tarea intelectual. Llegó a creer que en esa primera partida me había dejado ganar, lo cual no es cierto: pudieron más mis nervios. Además, un día me invitó a tomar oxicodona, un opioide que relaja y mejora la cognición en personas nerviosas (como yo), y ese día le machaqué sin piedad en todas las partidas.
A partir de entonces acostumbré a tomar algún opiáceo antes de jugar, y la verdad es que me sentaba estupendamente. Pero Escota era una persona muy sabia, así que entendió que para ganarme no tenía más remedio que ponerse a estudiar libros de ajedrez para aprender a jugar posicionalmente (mediante la estrategia, no con táctica), no agresivamente. Aprendió bastante, y a partir de entonces mis victorias ya fueron reduciéndose. Pero el muy «ladino» nunca contó esto a nadie. No dijo a nadie de su círculo que yo le había ayudado y obligado a mejorar su juego estudiando, que es lo que mejor se le dio siempre, el estudio. Con el tiempo empecé a ir menos a verle, sobre todo cuando me mudé a una ciudad más al sur de Madrid, y por tanto más lejos de él, pero siempre me acordaré de esas partidas con el maestro y de lo que le obligué a hacer para no verse humillado tan bestialmente.
(Risas) Tremendo Escota. Hay otros Escotas pero son el mismo. Saltemos y aterricemos en el presente más inmediato. Tu nuevo libro, Desata tu mente… ¿Has autoensayado con todas las sustancias que recopilas en libro?
He probado las sustancias que se pueden conseguir en farmacias y en internet, que son casi todas las del libro. De las que no he podido conseguir ofrezco la información de personas que las han probado y que han transmitido su experiencia, o bien a través de artículos científicos. Esto último es lo más frecuente con las sustancias que aún son experimentales, y por tanto casi imposibles de encontrar. Es evidente que el proceso ha durado varios años, ya que hay que tener paciencia y esperar a que el fármaco actúe de verdad. Además, para describir cualquiera de ellos no hay que combinarlo con otro, ya que entonces sería imposible saber qué efectos corresponden a cada uno. Esto explica por qué he tardado tanto tiempo en recopilar toda la información ofrecida en el libro.
¿Hablamos de años, entre investigar, clasificar, redactar…? ¿Cuánto tiempo ha requerido Desata tu mente… antes de llegar al editor?
Me ha llevado unos cinco años de autoensayos y lecturas de estudios ponerme al día en lo que se refiere a las sustancias disponibles actualmente, que son muchas más que cuando redacté mi anterior libro, Drogas inteligentes, allá por el año 2003, es decir, hace veinte años. Ha sido muy entretenido sentir distintos efectos, y me ha sorprendido agradablemente que hayan aparecido tantos fármacos nuevos en el mercado, y con esto me refiero sobre todo a internet.
Después he tenido que expresar por escrito esos efectos, lo cual no siempre ha sido fácil, porque no es lo mismo sentir internamente que expresar con palabras esas sensaciones para que los demás me entiendan. Creo que ha merecido la pena correr algunos riesgos, y la prueba es la aceptación del libro por parte del editor, puesto que ya sabemos que a las editoriales se les envía constantemente originales para su publicación, pero la gran mayoría son rechazados.
¿Puedes explicar, para quien no esté familiarizado con el tema, qué son los “nootrópicos”? ¿Es equivalente al término “drogas inteligentes”?
«Nootrópico» es un término formado por dos palabras griegas: «nous» y «tropos». La primera significa «mente» y la segunda significa «movimiento». Por tanto, un nootrópico es algo que mueve la mente; en nuestro caso, que la impulsa a mejorar. Cada vez se utiliza más en castellano gracias a que el tema va siendo más conocido.
Como podemos ver, no parece haber relación visible entre «nootrópico» y «droga inteligente», pero, como toda sustancia que modifica la mente de algún modo es una droga y los nootrópicos hacen referencia a sustancias que mejoran la cognición mental, la inteligencia, podemos considerar sinónimos a «nootrópico» y «droga inteligente». Cuando empecé a escribir artículos sobre este asunto, la expresión «droga inteligente» era prácticamente desconocida e incluso causaba extrañeza (¿cómo puede ser inteligente una droga?), pero la difusión a la que contribuí hizo que se fuera aceptando cada vez más, a pesar de que incluso en este momento hay personas que aún no identifican su sentido. No obstante, creo que he hecho una buena labor de difusión, y actualmente la mayoría de las personas bien informadas conocen la equivalencia entre los dos vocablos.
Entendido. Sociología y Nutrición deportiva… ¿Por qué decidiste combinar estos dos ámbitos de estudio tras cursar la carrera de Filosofía?
Debe de ser porque los filósofos somos generalistas, nos gusta saber de todo (en la medida de lo posible), y qué mejor forma de aprender que obligarse a estudiar en vistas a una titulación. Más adelante me di cuenta de que también se puede estudiar para luego escribir, y eso es lo que estoy haciendo en los últimos años.
De todas formas, la Sociología está muy cercana a la Filosofía y no puede despegarse de ella por completo, aunque los sociólogos afirmen que tienen una ciencia independiente. Y lo de nutrición deportiva es porque a comienzo de los 90 del siglo pasado estuve muy metido en el mundillo de los gimnasios: no solo hay que cultivar la mente.
Entre algoritmos, búsqueda a toda costa de beneficios económicos inmediatos (nada nuevo por otra parte), vida cotidiana centrada en nuestros ombligos… ¿Puede la filosofía favorecer el sentimiento de unión total entre todos los seres? Como sí se hace evidente, muy vivido, tras experiencias con psiquedélicos…
Por supuesto, la filosofía contribuye a explicar las experiencias psiquedélicas. Cuando se toma algún psiquedélico se percibe que hay una especie de unión entre todas las entidades que es difícil de explicar de forma racional (es experiencial y la experiencia no se puede describir totalmente con palabras), así que la filosofía tiene que alejarse de su lado más cientifista e intentar dar con la clave de esa unión entre todos los seres, que es causada por el verdadero dios, la naturaleza en su totalidad. Por otro lado, los psiquedélicos abren las puertas del pensamiento (las puertas de la percepción de Huxley) y dan acceso a otra realidad distinta (o a la misma realidad, vista desde otra perspectiva; en esto no hay nada seguro), que puede ser objeto de la reflexión filosófica, siempre que esta se aleje de las posturas más dogmáticas, como antes hemos dicho.
Hablando de psiquedelia, tu biografía de Albert Hofmann es un trabajo tan grande, tan completo, que todo psiconauta de habla hispana nunca podrá agradecer del todo. ¿Qué te llevó a iniciar tamaño trabajo? ¿Piensas que Albert Hofmann ha sido una de las personalidades más relevantes del siglo XX?
Gracias por tus elogios. Simplemente me pareció importante difundir la información disponible sobre él y la LSD, una vez que había fallecido, a modo de homenaje; y también porque quería conocer el contexto en que se desarrolló el boom de la psiquedelia en los años sesenta. Para redactar el libro me vi obligado a bucear entre toda la bibliografía disponible y aprendí mucho en el proceso.
Sin duda, Hofmann ha sido una de las personas que más ha influido tanto en su época como en la nuestra. La existencia de la LSD es un hito importantísimo en la historia de la humanidad. Que una sustancia que se mide en microgramos ejerza un efecto tan potente sobre la mente es algo casi milagroso. En cuanto a su repercusión, por ejemplo, la figura de Timothy Leary no habría sido tan famosa sin la LSD: se habría limitado a sus experiencias con la psilocibina. No habrían aparecido todos los movimientos relacionados con la psiquedelia, sobre todo en la década de los sesenta, como hemos dicho. El de Hofmann es un claro ejemplo de obra que se «come» a su autor; casi todo el mundo sabe lo que es la LSD, pero la gente ajena al ámbito de la psiquedelia no conoce la figura de Hofmann, no les «suena». Ese hecho también influyó en la decisión de escribir el libro al que te refieres, para que Hofmann fuera más conocido. No sé si lo habré conseguido, pero el libro está ahí para todo el que quiera leerlo y aprender sobre su vida y su obra.
Albert Hofmann, psiquedelia, drogas inteligentes… ¿Crees que el gran tabú que vienen siendo las drogas, desde no hace tanto tiempo y tan ferozmente, se irá reduciendo? En algunos países sigue castigándose con pena de muerte la posesión y comercio; en otros, como Estados Unidos, se ha pasado en pocos años de demonizarlas a liberalizar el comercio de algunas de ellas… Por otro lado, ¿qué opinas del fenómeno de los opiáceos con receta médica en USA, que ha generado en los últimos años miles de muertes y desastres sociales de dimensiones casi desconocidas hasta hace poco?
Las drogas se han percibido, y se siguen percibiendo, como un tabú porque se consideran peligrosas. Sin embargo, los problemas ocurren principalmente por falta de información o por una información sesgada. Y la prohibición es la causa de esto. Si se trataran como algo normal no habría tantos problemas. Pero lo malo es que mucha gente no es capaz de hacer esto, y eso es lo que lleva a los políticos a no plantearse la normalización: la pérdida de votos de la gente ignorante que, lamentablemente, sigue siendo la mayoría.
De todas formas, se nota que poco a poco va decreciendo este tabú, sobre todo porque las nuevas generaciones han tenido desde su infancia más información que las personas de mayor edad. Escohotado decía que la prohibición ya prácticamente no existía, y en la práctica es así, aunque por otra parte los agentes de la autoridad siguen persiguiendo a los consumidores por las órdenes que les llegan de las altas esferas,
El problema de los opiáceos con receta médica en USA (principalmente la oxicodona) se debe a que los doctores han venido prescribiéndolos para tratar el dolor y muchos pacientes no han sabido utilizarlos bien, por lo que se engancharon, y luego, cuando esos mismos doctores decidían quitarles el tratamiento, no les daban las pautas para una retirada gradual. Otros han llegado a abusar porque sus cuerpos generaban mucha tolerancia y tenían que ir aumentando la dosis para obtener el mismo efecto, Y llegaban a cantidades tan elevadas que ponían en peligro su vida. Si hubieran sido conscientes desde el principio del fenómeno de la tolerancia, ellos mismos se habrían regulado para no subir la dosis. Y si tenían que subirla, la obligación de los médicos habría sido que les retiraran el fármaco gradualmente.
Regresando a tu último libro, Desafía tu mente… ¿Te parece que pueda llegar e interesar a la clase médica? Profesionales de la medicina general, enfermería, farmacia…
Puede que algunos sí, pero la gran mayoría de los miembros de la clase médica es muy corporativista y creen que ellos son los únicos que pueden manipular nuestros cuerpos. A quienes no pertenecen a su gremio, se interesan por su materia y la estudian de forma autodidacta, los consideran intrusos a los que hay que aislar. Como no pueden hacer nada legalmente, les «hacen el vacío», les ignoran y les niegan cualquier relevancia. Por eso no creo que mi libro les interese. Y si alguno llega a leerlo, se dedicará solamente a buscarle defectos para criticarlo.
¿Qué criterio seguiste para la selección de las sustancias que incluye el libro? ¿Sabías de todas ellas previamente?
Por una parte excluí de las que iba a tratar las que ya aparecen en Drogas inteligentes, y por otra elaboré una lista de posibles haciendo una búsqueda exhaustiva en internet, seguida de la eliminación de las imposibles de conseguir. Conocía previamente la mayoría, pero no todas, y me dispuse a hacer autoensayos con ellas antes de buscar artículos científicos para tener material fiable que añadir a mi propia experiencia. Fue un proceso muy instructivo y tuve la suerte de que ninguna me produjera una mala reacción.
Alexander Shulgin es un químico que, como comentabas de Hofmann, resulta también desconocido más allá de círculos psiconaúticos. Escribiste sobre él y su extenso trabajo, centenares de formulaciones, algunas muy populares como la 2-CB… Al contrario que Hofmann, que trabajó hasta la jubilación en la misma empresa, Shulgin optó por trabajar como autónomo: libertad total que, entre otras cosas, aparte de a ser observado por las autoridades constantemente, le llevó a un final de vida con serios apuros económicos. Toda una paradoja teniendo en cuenta los millones de personas en todo el mundo que vienen consumiendo MDMA, 2-CB… Químicos clandestinos, distribuidores internacionales, miles y miles de vendedores al detalle… que han forjado considerables fortunas con la venta de sus drogas ilegales… ¿Cómo lo ves?
Shulgin creaba sustancias movido por una causa altruista: quería legar a la posteridad todas las drogas que pudieran ser útiles en la búsqueda del yo interior, para tener una mejor relación con los demás, para contemplar la maravilla que constituye el universo, y también para potenciar el rendimiento intelectual. Aún no he emprendido la tarea de coger los listados de sustancias de PIHKAL y TIHKAL, autoensayar con ellas y comprobar cuáles mejoran la cognición sin ningún otro efecto (al menos desagradable), pero estoy seguro de que algunas de ellas podrían considerarse nootrópicos.
Esto es evidente en el 2c-d, que en dosis razonables proporciona lucidez mental y aumenta la capacidad de trabajo intelectual. No lo he incluido en Desata tu mente porque ya en dosis un poco más altas es psiquedélico, y no quiero que me acusen de haber escrito sobre este tipo de fármacos en un libro dedicado a la mejora de las facultades intelectuales. Por eso, mis autoensayos con las drogas de Shulgin requerirían un libro distinto, y en cualquier caso, en PIHKAL y TIHKAL ya hay testimonios de esos ensayos, por lo que ese posible libro ya está en su mayor parte incluido en sus magnas obras.
En cuanto a la mala situación económica de Sasha en sus últimos años, yo pensaba que su mujer había sido más pragmática y que de algún modo había obtenido algún beneficio con la labor de su marido, pero parece que no. Y tuvieron que pedir dinero para pagar el coste de las terapias necesarias a la comunidad psiconáutica, mientras algunos vendedores de las sustancias creadas por él lograron hacer fortuna.
Desde aquí, nuestra gratitud a Shulgin por facilitarnos a las personas vivir mejor, más amorosamente, sentir la dicha aún en este mundo que no invita siempre a sentir al otro como a uno mismo… Los nootrópicos, ¿consideras que son sustancias para cualquier edad? Es decir, ¿te parece que podemos establecer una edad genérica mínima para su consumo? Lo comentamos porque a un estudiante de instituto podría interesarle…
No sé de ningún nootrópico que pueda afectar al crecimiento, así que en teoría cualquier persona de más de catorce años, bien informada, podría tomarlos. Sin embargo, dado que de algunos no sabemos cuáles pueden ser sus efectos secundarios a largo plazo, sería más prudente empezar a tomarlos ya con dieciocho años, cuando el universo mental propio ya está prácticamente configurado y ninguna sustancia puede afectarle. El problema con estas sustancias es que la mayoría no están respaldadas por estudios científicos rigurosos, sobre todo las que no tienen patente, ya que esa posible investigación no repercutiría en beneficio de ningún laboratorio. Solo de vez en cuando, sin ningún interés comercial, algún grupo de científicos decide estudiar un nootrópico. Es una situación lamentable, pero ya sabemos que lo que manda es el mercado…
Hablando de edades y consumo de nootrópicos, mercado, cerebros configurados… En España la costumbre de fumar kif, hachís y marihuana viene de lejos, como bien explica Juan Carlos Usó, historiador especializado en la historia de las drogas en España. Tras algunas décadas de prohibición sin debate (“las drogas, así en general, matan y punto”) pasamos a diversas modalidades de desprohibición… Uruguay lo tomó como una responsabilidad social que situó al país en el centro de las miradas internacionales. En Estados Unidos, un día te condenaban a la cárcel por la colilla de un porro en el coche y al día siguiente (es un decir) en las calles de muchas ciudades y pueblos se abrían sofisticados comercios de venta al detalle. También hay países que legalizaron tranquila y silenciosamente, sin ruido mediático. Discúlpanos el rollito… ¿Por qué crees que en España ni se debate políticamente el tema?
Creo que se debe a que la actitud de la «persona media» es de rechazo a todo lo que pueda catalogarse como droga, y por eso los partidos políticos no quieren arriesgarse a perder votos. A medida que las nuevas generaciones, mejor informadas, lleguen a la edad adulta, los políticos se plantearán la normalización de las drogas. Pero actualmente, ninguno de los grandes partidos incluye la despenalización en su programa por lo que he dicho, no perder votos en las elecciones mientras la sociedad en general piense que la droga (así, en general y en el sentido que tiene para la mayoría) es perjudicial.
Vale, esperaremos a alcanzar la mayoría de edad social, algo poco razonable quizá. Juan Carlos, podemos terminar esta conversación, si te parece bien, con tu reflexión acerca de los beneficios para las personas que deciden completar su dieta alimentaria con nootrópicos.
Creo que cualquier persona que utilice su cerebro para alguna tarea relacionada con su trabajo o su tiempo libre debería informarse bien sobre los nootrópicos o drogas inteligentes que tiene a su disposición y que no le van a causar efectos secundarios. Implica algo de labor, ciertamente, porque primero hay que leer y después hay que experimentar en uno mismo, pero los resultados merecen la pena. El hecho de que haya alguna pastillita que tomada dos veces al día mejora nuestras facultades cognitivas (en todos los sentidos) me parece maravilloso, y me dan pena quienes no las conocen, ya sea porque nunca han oído hablar de los nootrópicos, o bien porque se niegan a tomarlas por cualquier motivo. No disponemos aún de la píldora de la completa iluminación, pero un buen régimen de drogas inteligentes puede cambiarnos, dejar de ser solo aspirantes a intelectuales y conseguir más fácil y plenamente nuestros objetivos. Podemos aumentar la velocidad de lectura, mejorar nuestra comprensión de lo que leemos, dibujar y pintar mejor, escribir con más fluidez y mejor estilo, etc. ¿Qué más se puede pedir a unas sustancias que lo más seguro es que no tengan efectos secundarios en nosotros?
Me temo que nuestro mayor enemigo es la falta de difusión de estas sustancias, la completa ignorancia de que existen y están a nuestra disposición. Por eso escribí Drogas inteligentes hace veinte años, y por eso mismo he hecho el esfuerzo de actualizar toda la información sobre los nuevos fármacos, con un enfoque más riguroso, en Desata tu mente. Si estás leyendo esto, probablemente se te despierte el interés. Si es así, no lo dudes, lee el libro (y también su precursor, si puedes), experimenta contigo mismo, y el resultado será que sabrás lo que es sentirte más inteligente, más rápido para aprender, más listo para responder a las preguntas que te hacen, más creativo, mejor enfocado en las tareas que realizas. Te prometo que no quedarás decepcionado. Es cierto que hay personas a las que no les hacen efecto estos productos, pero es un porcentaje mínimo de la población. La gran mayoría sentirá una mejora fácilmente perceptible, y con ello mejorará su vida. Como decía Kant, sapere aude, ¡atrévete a saber!
Agradecidos por tu atención, Juan Carlos y por tu valiosa labor divulgadora.