Salvattore Picarol

Salvattore Picarol

Entrevista realizada por Habi Alh Habi BCN, 2020

«Soy un activista creativo, no un exibicionista»

Se dice en Barcelona que siguiendo tus pasos desde finales de los años 60 hasta hoy obtendríamos el recorrido del llamado underground catalán y su evolución más libertaria y tekno rebelde. ¿Qué puedes contarnos sobre aquellos primeros años de activismo? Ibiza, el Mercadillo de Balmes, la difusión de carteles icónicos…

Mi activismo creativo público se inició en 1967-68, en pleno auge mundial del hippysmo. En principio me interesó como movimiento contestatario de rebeldía a un sistema de consumo y anticapitalista que rompía con esquemas sociales conservadores.

Básicamente me identificaba con la música rock, el ecologismo, el grafismo de los pósters que de manera sintética era un impacto visual comunicativo. Por otro lado experimenté con la percepción del mundo psicodélico.

Ahora, sin embargo, visto en perspectiva, encuentro aspectos pueriles de mucha ingenuidad. Así que rápidamente desconecté del flower power, no me interesaba en absoluto. Estaba, pues, en aquellos momentos más bien cercano al existencialismo.

Mercadillo de Balmes, Ramblas, tenderetes conciertos, etc. Solo era una manera de difundir directamente mi obra gráfica y un modus vivendi de base.

Mucho se ha escrito sobre el crisol de culturas que fue Barcelona en los años 70 del siglo pasado. ¿Cómo era la interrelación entre artistas plásticos, músicos, activistas…?

Básicamente era todo por amor al arte, la amistad entre músicos, artistas plásticos, dibujantes de cómic, en definitiva, idealismo ante todo. Y por otro lado activismo político (no de partido) ante el franquismo represor de todas las libertades colectivas o personales.

¿Hubo realmente grandes distancias entre hippies, punks, mods… o más bien fueron diversas expresiones de una misma arraigada rebeldía de la Rosa de Foc?

Efectivamente, en el fondo no había tanta diferencia y era una misma actitud rebelde pero que se manifestaba de manera diferente. El hippysmo era una huida de la sociedad automarginándose y el punk, por ejemplo, era enfrentamiento y provocación al sistema capitalista y consumista.

Aquellos que plantabais vuestras telas en el suelo durante los conciertos de música para mostrar y vender todo tipo de carteles, objetos, publicaciones… ¿Pagabais algún tipo de impuesto o más bien formabais parte de todo el rollo?

En la mayoría de casos no se pedía permiso porque tampoco lo concedían, ya que solo por nuestro aspecto estábamos bajo sospecha de subversivos. Un ejemplo fue en el pabellón deportivo de Granollers en el concierto de King Crimson en los 70, donde la Guardia Civil me detuvo y procesó en el (TOP) Tribunal de Orden Público de Madrid (institución de justicia del franquismo para la represión de actividades contra el régimen o subversivas). El motivo fue simplemente por exponer carteles de Salvador Allende o el Che.

Canet Rock… ¿Cómo viviste aquel evento, aquella primera reunión masiva de jóvenes de todo tipo y pelaje en Canet de Mar?

La verdad es que tuve un fuerte enfrentamiento/polémica con el organizador Mainat (La Trinca) pues denuncié en la prensa que era una contradicción hacer el evento «contracultural» pero por otro lado cobrar un precio excesivo por montar un tenderete para exponer obra. En definitiva dar color al festival y por otro lado cobrar. Quedó clara mi intención de performance que tuvo mucha repercusión… Vendía duros a 4 pesetas.

Aliados de alto calibre te acompañaron en todas tus aventuras. De todos ellos, por centrarnos en uno, Xavier Cot merece un lugar destacado. Activista más que inquieto, encarna a los tipos que no actuaban por alguna forma de narcisismo, más bien era algo visceral… ¿Qué puedes decirnos de Cot?

A Xavier Cot lo conocí a finales de los 70 en su activismo organizativo en la entidad Cuc Sonat: conciertos, viajes en bus por toda Europa, festival punk pionero Aliança del Poble Nou en 1978, visitas a Salvador Dalí en su casa y el museo de Figueres, etc. Xavi es una persona individualista, muy creativa e insobornable; cuando tiene una idea es imposible hacerle variar o razonar, solo es comparable a su gran generosidad, sentido de la amistad y talento.

¿Cuándo te llegó el gusanillo de la radio?

Aproximadamente a los 6 años en los años 50 el medio radio me enganchó de manera fascinante en un entorno franquista uniforme y con escasez de ocio. Lo primero que escuché fueron relatos de ciencia ficción que se emitían de lunes a viernes y también el relato de intriga detectivesca Taxi Key. Ya más tarde en los 70 me interesó descubrir el rock a través de las emisoras internacionales Radio Luxemburgo y Radio Caroline. Igualmente en esta década colaboré con Radio Juventud, La voz de Cataluña, Radio Barcelona y Radio 4 (RNE).

En 1980, después de varios viajes a Italia conocí la existencia de las radios libres e importé la idea de hacerlo en Barcelona. Así fundé con varios colegas la primera radio libre de barrio del Estado (La Campana de Gràcia) en 1979 y ya en 1981 puse en marcha Radio PICA (especializada en la difusión de pop rock no comercial, música experimental-electrónica e información de actividades artísticas o de vanguardia: teatro, artes plásticas, multimedia, etc. También se da mucha importancia a la literatura a través de la radiación de relatos, básicamente ciencia ficción, fantasía o terror gótico. Cabe destacar que, paralelamente a Radio PICA, fundé y colaboré colectivamente con otras radios libres como por ejemplo Contrabanda fm en los 90, donde asesoré y aporté equipo técnico de emisión.

La primera emisión de Radio Pica a primeros de los años 80 del siglo pasado, ¿qué supuso para la sociedad rebelde barcelonesa y para ti mismo?

La puesta en marcha de Radio PICA (las siglas equivalen a Promoció Independent Coordinació Artística) significó tener un medio propio de comunicación especializado sobre todo en la difusión de actividades creativas no comerciales (underground) de Barcelona e internacionales, sin manipulación política ni fines lucrativos.

Se ha escrito que Barcelona como foco activista, libertario, alegre y festivo entró en plena decadencia con la llegada de las políticas culturales socialistas. Términos como comisario, director responsable, etc. empezaron a despertar la ambición de muchos jóvenes de aquellos años. Los mismos que comenzaron a ocupar flamantes despachos en los espectaculares Centres Cívics… ¿Qué opinas al respeto?

El conflicto básico se dio a partir de la entrada de Pujol en la Generalitat con su política corrupta en la que el amiguismo nacionalista favorecía siempre a sus afines y excluía a la disidencia y opinión crítica o creatividad y cultura no oficial.

¿La Generalitat de Catalunya te bombardeó a multas en aquellos años de radio pre-internet?

En enero de 1987 la Generalitat pujolista clausuraba la emisora con la pueril y falsa excusa de que interferíamos con el aeropuerto de Barcelona. Los Mossos de madrugada incautaron todos los equipos de emisión, incluido tocadiscos y reproductor de casetes, y los tuvieron secuestrados más de 3 años en sus dependencias policiales.

¿Cómo fue que captaste el enorme potencial de internet? ¿Con internet se acabó el acoso a Radio Pica?

La incorporación de la emisión online fue al inicio del 2001, ofreciendo tecnológicamente que pudiera escucharse en cualquier población mundial a través del ordenador, tablet o móvil. Por otro lado, las continuas interferencias con total impunidad de la emisión en la fm por las grandes emisoras impedían la escucha correcta, encontrándonos desamparados e indefensos legalmente por la Administración a pesar de haber solicitado innumerables veces nuestra legalización en la fm con el correspondiente papeleo.

De todos modos, el acoso también sigue en internet por entidades gestoras de derechos musicales que no se enteran del carácter no lucrativo de Radio PICA e intentan cobrar impuestos. Música no comercial que precisamente nos facilitan los mismos creadores musicales para su difusión.

¿Siempre mantuviste una buena relación con el mundo okupa barcelonés? ¿Cómo ves la evolución de los okupas hasta el día de hoy?

En los 80 la okupación como acto de rebeldía tenía mucho de mimetismo con los precedentes básicamente de Inglaterra y Holanda. En aquellos momentos apoyamos el movimiento también por la vinculación con el punk y como lógica a una transición social después del franquismo.

Actualmente el panorama ha cambiado, pues ha dejado de ser solo cosa de jóvenes a mayoritariamente okupar por necesidad vital de familias inmigrantes o en situación precaria. De todos modos, estamos al caso de las actividades de los colectivos y difundimos desalojos y la especulación inmobiliaria.

Vivimos algo sin precedentes: el confinamiento radical en nuestros domicilios como respuesta frente a la pandemia del coronavirus… ¿Cómo lo ves?

La pandemia del Covid-19 estaba claro que más tarde o temprano tenía que llegar, y dejar de ser un guion recurrente de ciencia ficción. La alteración de la naturaleza con la contaminación creciente y deforestación, así como la mutación y extinción de numerosas especies de la fauna animal… El coronavirus es un serio aviso a toda la humanidad y solo el principio que de no rectificar radicalmente, de manera irreversible la destrucción del planeta podría llevar a la extinción del ser humano.

Me llama la atención que tras 50 años de mil actividades con el sello Picarol pocos puedan ponerle cara. ¿Te has esforzado en mantenerte anónimo?

Tiene una sencilla explicación: lo importante es la obra no la persona. Además, me gusta pasar desapercibido en el vecindario, barrio, o tienda del pan…. porque hay mucho «fan» baboso que no aporta nada más que hacerme perder el tiempo e inmiscuirse en mi vida privada. Otro motivo más serio es que mi continua denuncia de abusos políticos y sociales me han creado numerosos enemigos que me tienen ganas, incluso con amenazas violentas. Así que lo mejor es no facilitar ninguna imagen personal. Soy un activista creativo no un exhibicionista. Para que se entienda claramente, esta frase del grafitero anónimo Banksy con la que me identifico totalmente: «No sé por qué las personas tienen tantas ganas de poner los detalles de su vida privada en público; olvidan que la invisibilidad es un superpoder».

Para acabar, ¿seguirá mutando el espíritu rebelde, inconformista, libertario y divulgador de Salvattore Picarol?

Que no quepa ninguna duda: mientras me quede energía y mente clara así seguiré hasta el fin. Para mí lo más importante es la evolución, más que la revolución, porque una cosa lleva inevitablemente a la otra: evolución personal y creativa.