Si la semana pasada hacíamos mención a la infografía del árbol genealógico más completo hasta la fecha de la historia de la humanidad, remontándose a más de 2 millones de años atrás, esta vez los científicos han hecho una simulación del nacimiento de las primeras galaxias, mostrando la primera luz que se propagó a través de la oscuridad en un período llamado “era de reionización”, hace unos 13 mil millones de años. Sí, ¡el primer destello de luz del Universo! ¿No es fascinante? Y… ¿no da vértigo? La semana pasada también nos llegó la noticia de que la NASA ha anunciado el descubrimiento de que ahí afuera de nuestro sistema solar hay nada más y nada menos que unos 5.000 exoplanetas (exo, de fuera del Sistema Solar). “Sabemos esto: nuestra galaxia probablemente contiene cientos de miles de millones de esos planetas”, declaró la responsable de la investigación: “Cada uno de ellos es un nuevo mundo, un planeta totalmente nuevo. Me entusiasma cada uno porque no sabemos nada de ellos”. La noticia se acompaña de una animación con una sinfonía en la que los exoplanetas están representados por notas musicales tocadas a lo largo de décadas de descubrimiento. Aquí tienes un vídeo por si te encuentras un día (o una noche, quién sabe) con algún habitante de alguno de esos planetas, que sepas cómo comportarte. Y, venga, vamos al lío.
Nos seguimos haciendo eco de la aparición mediática de los tratamientos con psiquedélicos, esta vez en el tratamiento del malestar psicológico (yo diría, existencial), en personas en las fases finales de su vida. La noticia explica cómo ya hay registrados más de 90 ensayos clínicos con psilocibina. Hemos ido a contrastar la fuente y, efectiva y asombrosamente, ¡así es! En boletines previos ya nos habíamos hecho eco de la noticia de que en Canadá se había autorizado el uso compasivo con psilocibina para enfermos terminales, ahora nos llegan noticias de que la realidad está siendo otra y no todas las peticiones se aceptan. La sociedad civil se está movilizando para que en los Estados Unidos se aprueba una ley federal que autorice también el uso de psilocibina en usos compasivos. El uso compasivo es permitir que se pueda administrar un medicamento a pacientes que pueden beneficiarse de él antes de que esté comercializado. Y, hablando de psilocibina, no paran de aparecer ingeniosidades: esta vez unas “perlas” hechas con el micelio cultivado en biorreactores que ofrecen un “full-spectrum” (están presentes todos los compuestos que se encuentran de manera natural en el hongo) sin tener que comerse el hongo. De esta forma se consigue una dosificación precisa. Mejor véanlo, que no es tan fácil de explicar.
Y en Psychology Today siguen los artículos de opinión sobre los psiquedélicos, esta vez explican las cuatro razones por las que los psiquedélicos serán no solo fármacos de uso convencional en psiquiatría, sino el tratamiento predominante más pronto que tarde: 1) Las experiencias psiquedélicas pueden producir cambios positivos en la personalidad; 2) Son efectivos en personas con alto neuroticismo (un rasgo de personalidad que se relaciona con el malestar emocional); 3) Aumentan las experiencias de empatía; y, 4) Las experiencias pueden conducir a un sentimiento de conexión con la naturaleza y las personas. Mientras, ya se ha enchufado a los primeros voluntarios de un ensayo clínico en el que se está probando una formulación intranasal de 5-MeO-DMT, que para algunos sus efectos son la última frontera de la psiquedelia.
Ya es hora también de hablar de lo que hacen los científicos en sus laboratorios, y menos de promesas, de empresas, de nuevas formulaciones, de regulaciones y demás noticias del futuro presente. Y, es que, no paran de publicarse estudios. Uno de los efectos adversos más llamativos sensacionalizados del uso de psiquedélicos son los flashbacks. Se analizaron datos de 142 sujetos a los que se les había administrado en el laboratorio LSD y/o psilocibina y 13 refirieron algún tipo de efecto psicoactivo recurrente (7 con LSD, 2 con psilocibina y 4 con ambas). Los fenómenos fueron de naturaleza leve, percibidos como neutrales o agradables, de tipo visual y duraban de segundos a minutos, habiendo ocurrido dentro de la semana siguiente a la administración del fármaco. Ningún caso derivaró en complicaciones psiquiátricas. También se ha publicado, en la prestigiosa revista Biological Psychiatry, un caso curioso de un participante en un estudio sobre los efectos psicológicos de la MDMA que tras volver de la experiencia decidió que ya nunca sería más de derechas, antisemita y pro-Trump: “Creo que, particularmente, para personas como yo, estos medicamentos podrían ser muy útiles porque es necesario algún tipo de cambio. Pero uno no puede simplemente encender el interruptor y decir, ya no tengo estas creencias”. Concluyen los investigadores: “Este estudio de caso ofrece algunas ideas sobre las experiencias emocionales que pueden ocurrir después de usar MDMA y cómo esas experiencias pueden influir en los valores y prioridades de una persona. De manera aguda, la droga produce una variedad de experiencias emocionales, incluyendo una mayor apertura, empatía, sentimientos de amor y cambios en la sensación fisiológica, la percepción sensorial y la capacidad de respuesta al tacto. En este caso, algunos de estos sentimientos llevaron al participante a reevaluar sus valores personales. La idea de que una droga pueda producir tales efectos plantea preguntas interesantes sobre las bases biológicas las convicciones personales y quizás también de las políticas”. Ahí es nada.
Vamos a asumir el protagonismo ahora y compartir un artículo que acabamos de publicar en la Revista Española de Drogodependencias mi colega Constanza Sánchez y yo, proponiendo modelos regulatorios para los psiquedélicos y otras plantas psicoactivas como la ayahuasca o la hoja de coca. No es necesario cambiar ninguna ley, solo aplicar la perspectiva de los derechos humanos a las ya existentes. O sea, un poco de humanidad, sin más.
Y para cerrar la sección psiquedélicos, un estudio arqueológico que muestra evidencias de que los incas ponían hasta el culo de drogas a la peña antes de sacrificarla. En este caso dos niños, para tranquilizarles antes del sacrificio. En los restos de pelo se han encontrado harmalinas y DMT, lo que sugiere que les podrían haber enchufado ayahuasca, así como cocaína y su metabolito, benzoilecgonina. Ah, y la notica de moda, que las setas hablan.
Y, por hablar de cannabis y terminar también con un ego trip, un estudio sobre el uso de cannabis en cárceles catalanas que ha tenido bastante repercusión mediática.
¿Y qué decir esta semana de los científicos? Pues que los de rebelión científica que ya presentamos la semana pasada la han liado un poco en el congreso. Justo en la semana en la que se anunciaba que esto del cambio climático pinta muy mal si no se reducen las emisiones para 2025. Por su parte, la Asociación de Antropología de los Estados Unidos pide perdón a los nativos americanos por el legado de daño infligido por sus consideraciones racistas de principios de siglo pasado y su herencia posterior (el Papa ha hecho lo propio con los indígenas canadienses por el terror que infligieron las escuelas católicas a los niños nativos). Y para terminar tema, no ciencia, sino científicos, las mejores imágenes de marzo.
Venga, que ya sé que estáis esperando que llegue por fin a la sección animal, ¿que no? Si te preguntas por qué la mirada de tu perro es tan irresistible, quizás te interese esta noticia. Y si quieres saber lo que pasa en el cerebro de tu perro cuando le hablas, esta otra. Y, tirando del hilo, ahora veo que hasta son capaces de distinguir diferentes idiomas. Los manatís (o vacas marinas) son unas criaturas increíbles que saben comunicarse entre ellos para decirse cosas como dónde está la fiesta. Sin salir del mar, resulta que algunos peces saben sumar y restar. Y, por hablar otra vez de nuestras cosas, los monos araña parece que son bastante aficionados a la bebida, lo cual, según los biólogos evolucionistas, explicaría las bases filogenéticas de esta tan humana también afición.
Ya empiezan los eventos psiquedélicos. Si la semana pasada anunciábamos el de MAPS para 2023, no tienes que esperar tanto ni ir tan lejos para ver a tus ídolos psiquedélicos, pues en Septiembre es la conferencia de la Fundación Open, en Holanda. Un poco antes, en mayo, la conferencia Nordic Psychedelic en Oslo. Antes, ya en abril, un simposium en Maastricht (Holanda) y en abril también el evento online, organizado por nuestras colegas de chacruna, sobre religión y psiquedélicos. Ah! Y el próximo lunes un congreso sobre cannabis medicinal, también online, que pretende realizar aportaciones a la Comisión de Sanidad del Congreso que está evaluando las evidencias sobre los usos medicinales del cannabis de cara a una eventual regulación.
Y nos vamos, como siempre, con un poco de música. Parece que la gente está utilizando cada vez más los ritmos binaurales para imitar los efectos de las drogas psicoactivas y colocarse. Y, no sé si es música, pero ya se pueden escuchar los sonidos de la atmósfera de Marte que nos manda el Perseverance.
Y esto ha sido más o menos todo esta semana. Ya sé que prometí cosas de Netflix pero ya hay aquí animaciones y vídeos de sobra, la semana que viene quizás.
Buen finde!!